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Mostrando entradas de octubre, 2013

Un día para los muertos

Gerardo Galeas limpiando la tumba de su hermana En un “mar” de cruces blancas sobresalía la gorra azul de Gerardo Galeas aquel lunes 28 de octubre. Con un tacho amarillo, un cepillo y una tarrina llegó desde el recinto La Libertad hasta el cementerio Liberad del Toachi, en Santo Domingo de los Tsáchilas.  Como todos los años, Galeas visita al camposanto, ubicado en el kilómetro 7 de la vía a Las Mercedes, para limpiar las tumbas de sus familiares que allí descansan eternamente.  En el 2011, un accidente le arrebató a su mamá. Ahora se limita a sacarle brillo a la baldosa que recubre su sepultura.   Antes de celebrarse el Día de los Difuntos, el hombre realiza el aseo de las tumbas, para el sábado 2 de noviembre visitarlas con toda su familia.  Galeas acaba de limpiar la bóveda de su mamá y cruza el cementerio buscando la de su hermana, que falleció hace más de 11 años. Cuenta que no las pudo enterrar juntas por falta de espacio.  En el camposanto Libertad del Toachi hay

Hablando de tatuajes...

Este tatuaje es la mariposa de mi banda favorita Coldplay La máquina de tatuar se enciende y la adrenalina en el cuerpo se dispara.  Ese zumbido es una inyección de altas dosis de esta hormona, que sólo pueden sentirlas quienes alguna vez se han hecho un tatuaje. "Siéntese y no se mueva", me dice "El Demonio".   Este joven de 23 años, y de seudónimo bíblico, es quien se encargará de marcarme la piel de por vida. Es mi segundo tatuaje, estará en mi nuca y es el símbolo de una mariposa. Cuando me hice el primero pasó igual, esa sensación que recorre todo el cuerpo. Aquel 25 de enero me grabé una "M", en mi muñeca derecha. Inicial de Mercedes, el nombre de mi mamá. Hacerse un tatuaje, al menos para mí, es una decisión defi nitiva, varias circunstancias que ocurren en el camino de la vida te llevan a sentarte en el diván de un tatuador. "El demonio" se sentó atrás mío, tomó mi extensa cabellera y me pidió que la recoja. Otra vez activó el

Fotografías

La galería de gelitzarobles en Flickr. La fotografía es una de las tantas formas que hay de grabar momentos inolvidables, colores únicos. Es una forma de refrescarle la memoria a la vida, a los recuerdos.

De la desesperación al aborto

Quizá, mientras escribo esto, en algún mueble viejo usado como chailón, una joven tenga la mirada fija en el techo de algún consultorio clandestino. Tendrá las manos frías, y querrá tener su corazón igual. Esperará al "médico" que le quitará ese "problema" que crece en su vientre, que no lo quiere por circunstancias que sólo ella sabe. He escuchado a muchas personas decir que un hijo es una bendición, pero al parecer, no lo son tanto para las miles de jóvenes que a diario recurren al aborto. En el Ecuador, no es una práctica legal. En octubre del 2013, la Asamblea Nacional de ese país suramericano debatía las reformas que harán a su Código Integral Penal, donde inicialmente se preveía despenalizar el aborto en caso de que la mujer haya sido violada, pero la propuesta no tuvo mayoría y tampoco la aprobación del presidente de la república Rafael Correa, que habría declarado que en su mandato no daría paso a tal reforma. Al parecer en el Ecuador, las cosas contin

A solas con todo el mundo

L a  c a rne cubre  el  hueso y dentro le ponen un cerebro y a  veces un  a lm a , y l a s mujeres  a rroj a n j a rrones  con tr a  l a s p a redes y los hombres beben dem a si a do y n a die encuentr a   a l otro pero siguen busc a ndo de c a m a en c a m a . L a  c a rne cubre el  hueso y l a c a rne busc a a lgo más que c a rne. No h a y ningun a posibilid a d: est a mos  todo s  a tr a p a dos por un destino singul a r. N a die encuentr a  j a más a l otro. Los tugurios se llen a n los vertederos se llen a n los m a nicomios se llen a n los hospit a les se llen a n l a s tumb a s se llen a n n a d a  más se llen a . Charles Bukowski

Rosario, una Tsáchila de 105 años

"¿Cuántos años tiene doña Rosario?”, le pregunto mientras me siento junto a ella. “150” dice, e inmediatamente gira la cabeza para pronunciar algo en Tsáfiqui (lengua ancestral de la etnia tsáchila), lo único que logro entender es “¡Cecilia!”.   Sale apurada Cecilia Calazacón desde el interior de la casa y corrige: “mi suegra tiene 105 años, aunque en su cédula dice que tiene 84”.  Rosario Aguavil Aguavil, es una de las mujeres más longevas de la comuna Tsáchila Cóngoma. Ella ya no recuerda el nombre de su esposo, que murió hace algunos años.  Los que sí llegan a su mente son sus cuatro hijos, los que le quedan, de siete que tuvo.  “Casi no los veo, ellos no me vienen a ver”, reclama. La mujer vive en una casita de madera junto a la vivienda de su hijo Bonifacio, esposo de Cecilia.  Se levanta de donde estamos sentadas, agarra una escoba y camina hacia su casa, donde sólo duerme. La sigo. Luego me indica que es allí (un corral) donde cría a sus pollitos.  A veces la m

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