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Mostrando entradas de junio, 2015

Se apuró para desfilar por amor a su hija

Las gafas cafés que usaba Cecilia Parra para protegerse de un sol acolitador no ocultaban su emoción. Sus manos agitaban con fuerza una bandera multicolor de unos cinco metros, mientras caminaba pausada por la avenida Malecón, en Guayaquil.  No es lesbiana o bisexual, pero se desgañitaba gritando: “¡Viva el Orgullo Glbti!” y, de hecho, era la primera vez que participaba en el desfile que realiza la comunidad de Gais, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales en Guayaquil, por el Día del Orgullo, que a nivel mundial se celebra cada 28 de junio a escala internacional Sin embargo, desde hace 11 años, conoce y ama el mundo de la diversidad sexual, desde que su hija Jennifer Aguiño le confesó que le gustaban las mujeres y le llevó a presentar a su novia Jazmín. “Ella es mi mamá”, decía orgullosa Jennifer, quien era parte del grupo que desfiló por la Red Guayas Lgbti , organización conformada por varios colectivos que defienden la igualdad. La joven, de 29 años, recuerda

Le faltó dinero, pero le sobraba amor

Apenas amanecía, el lodo se sentía casi helado en las plantas desnudas de los piecitos de aquel niño de siete u ocho años. Hubo días en los que Salvador Quishpe Lozano caminaba a su escuela sin zapatos, pero era lo de menos. En parte de su infancia, a veces hacía sin calzado las cosas que más le gustan, como patear una pelota sucia, hecha de trapos, por los llanos que en su niñez rodeaban el barrio Piuntza, del cantón Zamora, que lo vio nacer el 15 de marzo de 1971. Doña "Panchita", su mamá, tuvo que "pegarle" gritos de vez en cuando, porque por andar correteando por ahí, se olvidaba de pastar a los borregos, que eran parte del sustento de él y sus ocho hermanos. Desde que tiene memoria, el Prefecto de Zamora Chinchipe por la Unidad Plurinacional de las Izquierdas Pachakutik-MPD ha estado rodeado del aroma a pasto, árboles de cacao, plátano, la suavidad de la piel de borrego o el cacareo de las gallinas, porque su padre Manuel le enseñó al primero de sus hi

“Dios me va a dar mi segundo milagro”

Todo estaba listo con semanas de anticipación: los zapatitos blancos como el uniforme, el delantal amarillo con un “Thiago Cedeño S.” bordado en letras rojas, la mochila, la lonchera y los útiles que estrenaría Thiago el pasado lunes en su primer día de clases de Inicial. Sanddy Sornoza esperaba con ansias ver a su hijo, de tres años, ingresar al aula de su jardín de infantes y lo hizo, pero a través de fotos y vídeos que su esposo Pedro Cedeño le enviaba a su celular. “Mami te voy a ver donde el doctor y empujo la silla de ruedas”, le dijo Thiago a las 07:30 antes de ingresar al centro infantil en Portoviejo, donde viven, mientras a Sanddy el corazón le bombeaba más rápido de la nostalgia en el cuarto número 1 del área de Neumología del hospital Teodoro Maldonado Carbo, en el sur de Guayaquil. Como todos los viernes, esta joven, de 31 años, llegó a esa casa de salud el pasado 29 de mayo a las rehabilitaciones que debe hacer a causa de su Linfangioleiomiomatosis, enfermedad que ju

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