El amor es más fuerte que las cadenas que rodearon su cuello o la potencia de gotas somníferas camufladas en un pedazo de pollo asado. Aunque probaron con amarrarlo y dormirlo, nada aleja a ‘Cooper’ de la esquina de la 29 y Maracaibo. Ni siquiera el tiempo. Desde hace 55 días, la lluvia ha empapado su pelaje cobrizo, el hambre ha marcado sus costillas sobre el pellejo infestado de pulgas y la tristeza es más visible en sus ojos que las mosquillas que los hastían por la infección. Sin embargo, la esperanza de que su amo regrese mantiene al perro mestizo aferrado a la vereda del que fue su hogar. Cristóbal Rentería fue asesinado de un balazo en la cabeza el 6 de diciembre pasado, pero la lealtad de ‘Cooper’ parece rechazar la despedida obligatoria que le impuso la muerte. Confía que, en cualquier momento, las puertas enrollables de lo que solía ser la peluquería de su mejor amigo se abran y pueda resguardarse de la soledad y del miedo. Su hocico jadeante no se despega del pavimento
sudor, lágrimas, saliva y sangre.