Era instantáneo. Si se movía un poco, sentía cómo sus dedos se le clavaban en la piel y escuchaba un débil “no te vayas”, que le hacía tragar grueso y le complicaba más la dura tarea de no llorar. Tan pronto como asomaba una lágrima en el rabillo de su ojo, Jairo Berbel apuraba su mano para secarla. No había algo que molestara más a su novia Yulexi Chévez que verlo triste. Eran las 23:00 del miércoles 3 de septiembre del 2014 y ella sabía que el cáncer, que se había alojado ya en sus pulmones, le estaba regalando unas horas más para cumplir el sueño de quedarse dormida en los brazos del amor de su vida. “Ella siempre quiso que viéramos una película y durmiéramos juntos. Por eso le pidió a la mamá que le dejara hacerlo esa noche”, recuerda Jairo, quien se acostó en su cama y acurrucó a su 'pecosa de ojos verdes' en su regazo. Durante dos horas, aquella habitación se llenó de paz y el silencio solo se interrumpía por la respiración entrecortada de la virreina de Buena F...
sudor, lágrimas, saliva y sangre.