Titubea. Una sonrisa cándida de dientes encaramados se abre entre las arrugas de sus mejillas. Maquilla su edad, aunque en su piel cuarteada hay más años. Dice que tiene 70 , de los cuales 53 ha dedicado a la prostitución y al sexo casual . La Gata tuvo su primer orgasmo a los 13. Su primer esposo, también. A los últimos, orgasmo y esposo, no los recuerda. Nadie la ha gobernado, recita con su altivez intacta, que no se ha marchitado con los años. Por eso sigue siendo prostituta , aunque sea abuela de nueve nietos, y los que ya son adolescentes le hayan sugerido jubilarse . Sigue trabajando, reitera, porque valora su independencia. No hay día en que se quede en casa. Sale del noroeste de Guayaquil a la hora que quiere. Se toma su tiempo para maquillarse los párpados de un azul eléctrico que resalta sus ojos color miel. La boca, siempre teñida de fucsia. Ha dejado de colocarse base en el rostro porque ...
sudor, lágrimas, saliva y sangre.