Mi mejor amiga, Jéssica, decidió emprender. Otra de mis grandes amigas, Annabell, también. A Jéssica, ‘ Al Natural ’ –así se llama su microempresa- le llegó sin buscarla, como los grandes amores. A Annabell le pasó igual. Ambas no se conocen, pero el inicio de sus proyectos tienen un común denominador: un mal momento. A Jess, le agobiaba su salud y decidió empezar a alimentarse de manera saludable. Como no encontraba leche de almendras de buena calidad en el mercado, quiso prepararla ella misma. ¡Y voilà! su preparación era tan buena, que la compartió –las cosas buenas se comparten- . A quienes les regaló su producto, este les gustó tanto que quisieron que la distribución fuera habitual, pero ahora querían pagarle por ello. Y así empezó todo. Lo de Annabell fue similar. Es periodista de calle, de esas que se gastan las suelas de los zapatos buscando historias. Desde hace varios meses, no encuentra empleo en medios de comunicación. Pues, decidió crear uno. Aunq...
sudor, lágrimas, saliva y sangre.