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Mostrando entradas de octubre, 2018

Le encantaba el sexo con desconocidos

La idea de encontrarse con un desconocido la excitaba. Aún la excita. Melissa tenía 20 años cuando descubrió que el sexo con extraños era su más potente afrodisíaco. La pornografía había pasado de ser el juego clandestino con sus amigos de adolescencia a la forma de darse placer en soledad. Pero más allá de avivar su fogosidad, fue la puerta que la llevó a conocer otra gente que, como ella, lo único que quería era disfrutar del placer sin ataduras. Acostumbraba abrir páginas de contenido adulto para regocijarse con cada escena. Y, una noche, apareció en una de ellas un anuncio publicitario que propiciaba encuentros sexuales en su ciudad. Se cansó de ser solo ella con sus ojos clavados en la pantalla y sus manos jugando con la humedad de su entrepierna. Quería conquista, otras manos, otra piel. Hizo clic. Se había mudado a la capital hace poco. No quería pasar su vida en el pequeño pueblo colombiano en el que nació. Como primer paso para formar una empresa con su propia línea

En el baile descubrió su propio placer

Su virginidad le estorbaba, la hacía sentir inculta. Tenía 16 años y a esa edad, la mayoría de sus compañeras de colegio ya habían tenido sexo. Mathilda recién empezaba una relación de besos y abrazos con su primer novio. Fue una noche. No aguantó más y congeló al muchacho con una propuesta ardiente. “Tengamos sexo”, le lanzó como una cachetada que lo dejó atontado. No terminaba de reaccionar cuando ella ya estaba desnuda. Todo lo había preparado sin descuidar ningún detalle. Tenía condones en la mochila, escogió la lencería más bonita y había depilado cada vello recién nacido de su cuerpo delgado y de apariencia infantil. Sus lentes y la uniceja, que no tenía fin en ceño, la hacían lucir extraña, como ella misma se describe. Pero no sabe explicar cómo aquella rareza despertaba el morbo en algunos hombres. A Mathilda, el sexo siempre le ha dado igual, sobre todo después de ser desflorada. “Yo lo hice más por curiosidad, para descubrir qué era el sexo realmente. Nunca fue nada

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