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De la desesperación al aborto

Quizá, mientras escribo esto, en algún mueble viejo usado como chailón, una joven tenga la mirada fija en el techo de algún consultorio clandestino.
Tendrá las manos frías, y querrá tener su corazón igual. Esperará al "médico" que le quitará ese "problema" que crece en su vientre, que no lo quiere por circunstancias que sólo ella sabe.
He escuchado a muchas personas decir que un hijo es una bendición, pero al parecer, no lo son tanto para las miles de jóvenes que a diario recurren al aborto.
En el Ecuador, no es una práctica legal. En octubre del 2013, la Asamblea Nacional de ese país suramericano debatía las reformas que harán a su Código Integral Penal, donde inicialmente se preveía despenalizar el aborto en caso de que la mujer haya sido violada, pero la propuesta no tuvo mayoría y tampoco la aprobación del presidente de la república Rafael Correa, que habría declarado que en su mandato no daría paso a tal reforma.
Al parecer en el Ecuador, las cosas continuarán como hasta ahora. El aborto seguirá siendo algo que se practique en la clandestinidad.
Porque se seguirá haciendo. Es algo que aunque lo criminalice el Código Penal, o la iglesia, o quien sea, va a seguir pasando, y no de la forma adecuada.
Según la Organización Mundial de la Salud, de los 210 millones de embarazos que se dan en el año, 80 millones son no planeados, es decir 2 de cada 5 embarazos.
En nuestro país (Ecuador), cuando ocurre un embarazo no deseado, desencadena en una unión o matrimonio no deseado. O la desesperación, y con ella, un aborto.
Hay cientos de lugares que ofrecen este servicio en el anonimato, y a costos elevados, sin seguridad y poniendo en riesgo la vida de la mujer, pero aún así, y sabiendo los riesgos que conlleva esta intervención, las mujeres lo hacen, justo por eso, por desesperación.
De los embarazos no planeados, 46 millones (58%) terminan interrumpiéndose, 19 millones de estos en países donde la intervención voluntaria del embarazo es ilegal.
Esto quiere decir que a pesar de que no se puede, lo hacen.
"Atentar contra la vida", es la premisa que se utiliza para la no aprobación de esta práctica, pero ¿sólo así los seres humanos atentamos contra la vida?
Prácticas como beber o fumar también atentan contra la vida, y no está penalizado.
Los seres humanos somos muy contradictorios. Las mujeres tienen derecho a elegir qué hacer con su cuerpo de manera responsable, pero RESPONSABLE.
Estoy de acuerdo con el aborto en circunstancias de riesgo, o cuando en alguna forma atente contra el bienestar de la vida del nuevo ser, pero no apruebo la irresponsabilidad de las personas.
El Ministerio de Salud Pública tiene múltiples campañas contra el embarazo no deseado, o en adolescentes. O tenemos un arma que nos puede educar: la internet.
Muchas personas mantienen relaciones sexuales sin protección, y la mayor causa es el desconocimiento o el descuido.
Incluso en el país el lunes 25 de marzo se publicó en el Registro Oficial No. 919 el reglamento que regula el acceso a la disponibilidad de métodos anticonceptivos, incluyendo la famosa píldora del "día después". Desde ese día, ésta se distribuye de manera gratuita en las unidades de salud del Ecuador.
Tenemos todas las herramientas para "cuidarnos" y no sólo prevenir un embarazo no deseado, sino para evitarnos alguna enfermedad venérea, usando el condón o preservativo.
La solución no es abstenerse, TENGA SEXO, pero sea responsable.
El sexo conlleva responsabilidades, que si no las va a asumir no lo haga. Estoy de acuerdo con el aborto, pero en situaciones de riesgo.
Esta práctica no es un juego. En el mundo, la principal causa de muerte en adolescentes de entre 15 y 19 años son los embarazos tempranos.
Hay que educarse, y desapegarse de costumbre conservadoras que ya pierden vigencia en este mundo.
No escandalizarse con temas como el sexo, los padres deben educar a sus hijos, y así evitar males mayores.


Gelitza

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