Mi mejor amiga, Jéssica, decidió emprender. Otra de mis grandes amigas, Annabell, también. A Jéssica, ‘Al Natural’ –así se llama su microempresa- le llegó sin buscarla, como los grandes amores. A Annabell le pasó igual.
Ambas no se conocen, pero el inicio de sus proyectos tienen un común denominador: un mal momento. A Jess, le agobiaba su salud y decidió empezar a alimentarse de manera saludable. Como no encontraba leche de almendras de buena calidad en el mercado, quiso prepararla ella misma. ¡Y voilà! su preparación era tan buena, que la compartió –las cosas buenas se comparten- . A quienes les regaló su producto, este les gustó tanto que quisieron que la distribución fuera habitual, pero ahora querían pagarle por ello. Y así empezó todo.
Lo de Annabell fue similar. Es periodista de calle, de esas que se gastan las suelas de los zapatos buscando historias. Desde hace varios meses, no encuentra empleo en medios de comunicación. Pues, decidió crear uno. Aunque sabe que es algo que no le dará réditos económicos a corto plazo, el simple hecho de volver a escribir y darle voz a las minorías -para eso es su proyecto- la tiene envuelta en una dicha que le escaseaba. Hay pagos que, incluso, son más valiosos que el efectivo.
Y hoy (26 de octubre de 2020), una decena de emprendedoras del proyecto ‘Emprendiendo juntas’, decidió que era una buena idea tocar a mi puerta para mostrarme sus productos. Y todo esto me tiene aquí, a medianoche, escribiendo para compartir la alegría que se siente hablar de emprendimientos de mujeres y apoyarlos.
Pero, ¿por qué es tan importante hablar de eso? ¿Por qué es tan importante apoyar los emprendimientos femeninos? Porque, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que valúa anualmente la actividad empresarial de diversos países, en el 2019 el 46,5% del total de emprendedores que conformaban la TEA (tasa de actividad emprendedora temprana) eran mujeres.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en 2019 en Ecuador, el 83,3% de mujeres que emprenden, lo hacen para ganarse la vida ante la escasez de empleo. Estos resultados van alienados a las brechas de género observados en las cifras de empleo.
En junio 2020, la tasa de desempleo en las mujeres (15.7%) continuaba siendo superior a la de los hombres (11.6%), manteniendo la tendencia de los últimos años. En mayo-junio 2020, la tasa de empleo adecuado/pleno se ubicaba en 17,6% para los hombres y 15,5 % para las mujeres. Y así, podría continuar mostrando cifras que revelan la desigualdad que, lamentablemente, se mantiene.
Hoy iba a escribir sobre masturbación femenina, pero aquella cajita blanca que llegó a mis manos cargada de productos hechos por mujeres, que en realidad son sus sueños de superación, me ‘encendió’. Me hizo entender que no solo basta con aplaudir y halagar a esos emprendimientos, sino que hay que empujar un poquito para que funcionen. Para eso no hace falta ni tener los bolsillos repletos. Hace falta ser empáticos.
Aplaudo de pie esta decisión -he usado esa palabra y la he transformado
en verbo durante todo el texto-. Qué importante es decidir en un país en
el que muchas mujeres debe estar esperanzadas a recibir dinero de
alguien más y que de esa dependencia se genere -muchas veces- violencia.
Todos podemos apoyar esa decisión de ser independientes.
Gelitza
Foto: Freepik
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